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La ganadería se ha considerado, desde su aparición a principios del Neolítico, uno de los pilares básicos del desarrollo humano, sin el cual jamás se habrían alcanzado los niveles tecnológicos de los que actualmente disfrutamos.
Las especies explotadas han supuesto una importante fuente de trabajo, facilitando la introducción de aperos de labranza y máquinas de tracción muscular que de otra forma no serían utilizables, y permitiendo el desarrollo de los transportes y el comercio; el abrigo (lana, plumas y cuero) y alimento (carne, huevos y leche). Alguna de estas características han sufrido, con el paso del tiempo, notables especializaciones, que han desembocado en que en algunas de las razas actuales selectas, se haya llegado a parámetros productivos prácticamente inmejorables, ya que por ejemplo, los niveles alcanzados hace veinte años en la avicultura de carne han llegado al límite del desarrollo de este sector, las posteriores modificaciones han supuesto la reducción de los resultados, y no se esperan avances significativos a medio o largo plazo.
En la actualidad, la labor del técnico en ganadería es muy diferente a la que se realizaba hace poco más de cincuenta años, en la que solo se le exigía conseguir una proteína de mediana calidad, pero en cantidades suficientes, así como producciones marginales complementarias. Como la coyuntura ha variado sustancialmente desde entonces y el mercado, saturado de este tipo de productos, ha modificado sus parámetros de exigencia, se requiere aparte de calidad, respeto al medio ambiente y un escrupuloso control sanitario.
Incluso en muchas regiones se está dando el caso de que se regulan estrictamente las cantidades máximas a generar, de manera que la única forma de aumentar los beneficios de la explotación es maximizar la relación ingreso/coste, al ser imposible producir por encima de las cuotas asignadas.
Esta tónica intervencionista es más que probable que se extienda a todo el mundo a medio plazo, ya que los niveles de oferta se incrementan día a día, en mucha mayor proporción que la demanda, por lo que se espera que en los primeros años de este nuevo siglo no exista una diferencia significativa entre ambas, salvo en zonas concretas en momentos puntuales.
Además, se consideran cada vez con mayor interés los nuevos productos, así como los obtenidos mediante técnicas ecológicas, que son aceptados con gran interés por los mercados de los países desarrollados (van sintiéndose cada vez menos satisfechos ante la visión de algunos animales como “máquinas de producir”), que suelen implicar un mayor margen de beneficio a costa de una preparación y especialización del personal laboral mucho más intensa y unas mayores inversiones iniciales.
Los avances tecnológicos han ido conformando las distintas producciones, de forma que aptitudes antes muy importantes han dejado de serlo (solo en zonas marginales se utiliza el ganado como fuente de trabajo, por ejemplo), quedando como predominantes la obtención de carne, huevos, leche y cuero, que cada día se valoran más en su aspecto cualitativo y menos en el cuantitativo, y no pueden ser sustituidas mediante productos alternativos, como en el caso de la lana.
El alcanzar estos objetivos exige un profundo conocimiento por parte del profesional de los animales concretos que nos decidamos a explotar, su entorno y fisiología, así como necesidades alimenticias, de alojamiento y de manejo práctico.
Sin todo esto, es imposible mantener las cotas de viabilidad imprescindibles para mantener las explotaciones dentro del margen económico óptimo, que, en último término, ha de ser el objetivo final de las mismas.
Con este libro pretendemos aportar una visión general de las explotaciones ganaderas modernas, sentando las bases generales de la fisiología, anatomía, patologías y etiología de los animales que en la actualidad se consideran como los más productivos y facilitando la información más detallada acerca de su manejo, sin perder en ningún momento de vista todas las gestiones administrativas necesarias, que son otra de las piedras angulares de la maximización de beneficios de la empresa moderna.
Además, se hace un especial hincapié en las instalaciones de alojamiento y complementarias, su adecuación a las necesidades del animal y a las posibilidades de la explotación.
El técnico ganadero ha de comprender y dominar todos estos temas hasta en sus más ínfimos detalles, ya que estos conocimientos, que han de ser además actualizados de forma constante, le proporcionarán la base que, junto a la experiencia (que en este sector es importantísima), le convertirán en un profesional de alta cualificación, preparado para coordinar y dirigir de forma eficiente empresas viables.
